miércoles

Carta abierta a los mortales

Se preguntarán por qué una diosa griega de mi porte y trascendencia interrumpe sus actividades cotidianas para abrir este blog. Verán, hace tiempo que vengo observándolos y no puedo parar de reírme con cada una de sus metidas de pata. Es como si hicieran un esfuerzo deliberado para desencontrarse, para envenenar relaciones, para destruir cualquier cosa más o menos buena que pudiera ocurrirles. Entonces, como yo ya estoy vieja para andar dando vueltas por ahí -ahora que tengo wi-fi, casi ni me molesto en poner mis pies fuera del Olimpo- y como no puedo contar con Eros que, además de ser vago y devoto del alcohol, está rozando peligrosamente el abismo de la senilidad, me he auto-invocado en este sencillo acto, para iluminarles con mi sapiencia la senda del amor.
Yo que ustedes, no me sorprendería tanto: si cualquiera puede abrir un blog en tres simples pasos, ¿por qué no iba a hacerlo yo?
Queda a su disposición, entonces, el primer orácublog del Olimpo, el único atendido por su propia dueña. Hagan sus consultas, antes de que se avive Hefesto y me funda el router en su fragua.